Cuando una pareja de arquitectos tiene hijos pequeños, siempre llega el día en que éstos preguntan:

- Papá, mamá,... ¿Vosotros sois arquitectos, verdad?
- Sí...
- ¿Y hacéis casas a la gente?
- Si, claro...

Y entonces viene la pregunta trampa:

- ¿Y por qué no nos hacéis una casita a nosotros?

Ante tal situación, existen dos posibilidades: buscar alguna excusa para esquivar el tema, o prometerles que les harás una casita especialmente para ellos. Anna y Eugeni Bach se encontraron en tal situación antes del verano de 2011, y les prometieron que les construirían su casita en la granja de sus abuelos en Finlandia.
La casita se basa principalmente en una sección. La estructura es muy simple y se repite en dos módulos idénticos aunque orientados en direcciones opuestas. Uno de estos módulos es a doble altura (a la escala de los niños), lo que permite que un adulto pueda entrar en la casa sin tener que agacharse. El otro módulo dispone de dos niveles conectados por una sencilla escalera que permite un juego más complejo en el interior.