En 1987 la ciudad de Berlín organizó un concurso anónimo para la ampliación del Museo Judío de Berlín, que abrió sus puertas en 1933. El programa precisaba volver a incluir la presencia judía en Berlín tras la Segunda Guerra Mundial. En 1988 Daniel Libeskind fue el ganador del concurso, ya que su diseño era el único que implementaba un diseño formal radical como herramienta expresiva para representar a los judíos antes, durante y después del Holocausto.
Para Libeskind, la ampliación del Museo Judío era mucho más que simplemente un concurso/encargo, se trataba de establecer y asegurar una identidad dentro de Berlín, la cual se había perdido durante la Segunda Guerra Mundial. Conceptualmente, Libeskind quería expresar los sentimientos de ausencia, vacío e invisibilidad – expresiones de desaparición de la cultura judía.
El proyecto comenzó a tomar forma inspirándose en una Estrella de David abstracta, estirada en la parcela y en su contexto. La forma se establece a través de las líneas de conexión entre diferentes lugares históricos, generando una estructura que resulta una extrusión de estas líneas en un edificio con forma de zigzag.